“La vida es lo que ocurre mientras estamos ocupados haciendo planes”. John Lennon
Este post versa sobre una forma de entender el talento y las condiciones en las que se propaga. Un productor gestiona iniciativas. A veces se atreve a proponer nuevos planes bajo la creencia de que existe una conjunción astrológica favorable entre diversos factores: (i) el creador, el (ii) intérprete y (iiI) el extraño mundo de los consumidores. Sea como sea crear el proyecto se manifiesta en el desarrollo integral de cada uno de los elementos participantes y por extensión para el mercado discográfico.
Entre todos los proyectos nos interesan principalmente lo pertenecientes a la categoría de innovadores, aquellos que añaden elementos novedosos y significativos y en cierto sentido también algún margen de ruptura, suave o abrupta con las expectativas medias. Es evidente que el talento no se desarrolla sin las condiciones propicias para hacerlo, sin proyectos. El músico puede madurar y encontrar una evolución natural que no sospechaba en un proyecto imprevisto pero diferente. Es un nuevo estímulo para él o ella. En la misma escala los nuevos proyectos hacen que el productor se diferencie de los demás. El «comprador» encuentre «algo nuevo» que lo enriquece y que lo cuestiona al mismo tiempo. vencer el escepticismo natural del consumidor «a lo nuevo» El encadenado escrito de la línea de elementos arriba no funciona si todos hacemos lo mismo como norma. Es cierto que entre cada dimensión (creador, intérprete e industria) se muestra un amplio margen de incertidumbre, algo inconcreto que hace que entre los objetivos y el resultado final exista un imprevisible un baile de posibilidades, incluida un paso más hacia tu ruina económica. Forma parte del encanto de este mundillo. Nadie sabe que va a pasar con certeza, no obstante, los proyectos asumen riesgos. A más previsión de éxito podemos establecer una cuota menor de innovación. procura ser diferente dentro de un contexto «barato», siempre que puedas. Los costos más reducidos de las producciones en la actualidad deberían propiciar la aparición de innovación por doquier. Esto no ocurre, y si lo hace es marginalmente. Muchos hacemos los mismo con un amplio suelo de seguridad.
En ocasiones es acertado que el mercado apunte hacia una dirección imprevista cuys coordinadas técnicas e intelectuales debería cambiar algo, o al menos incomodar, sacar de la zona de certidumbre a las conciencias. Algunos trabajos gozan de la inmediatez del éxito porque se instala en fácil receta creativa entre (i) previsible y (II) ligera variación del mismo sobre un modelo. Otras, los mejores, no tienen prácticamente efecto medible inmediato en el presente aunque podría tenerlo en algún momento. Su potencial de significado es mayor. Es cierto que no toda apuesta es ganadora. En las actuales circunstancias hemos de tener en cuenta que no se puede ganar a medio plazo sin innovar. Presente vs futuro. ¿Por qué apuestas? Innova, sé imaginativo y prepárate para algún fracaso. En la borde del infierno podrían hallarse alguna forma de paraíso. Disculpe la licencia poética. Pensamos que los escuchantes tiene un mapa mental muy poco sensible a las salidas de la carretera general, a transitar por rutas alternativas, se resisten a moverse por paisajes alternativos. La paradoja es que al mismo tiempo persiguen la originalidad por camino seguro que comprendan. Se innova para que se comprenda, para que el potencial comprador asigne un significado que le conduzca a otro nuevo que no preveía. Es un problema de conexión y de significados. La propia categoría de «música alternativa» es patética, nos habla de las excepciones a la música estándar, de un presente y marginal ruido para la industria comercial. Escribo esta líneas pensando en la Teoría de la comunicación y en concepto de información. El éxito tiene menos información potencial que el fracaso.
Es obvio que en el mundo express la pronta adaptación al mercado, con sus consecuencias económicas, es una medida aceptada del éxito, independiente de la calidad intrínseca. ¿Calidad intrínseca….? ¿Qué dices….? ¿Pero no todo es el mercado como categoría de verdad? Afortunadamente no lo es. Altas cotas de producción express pergeñada en correspondencia con la corriente artística dominante crean una cultura musical basura y «escachada» en la que nadamos. Cualquier intento de revitalizar el mercado comienza a partir de valores negativos. Una mutación es al principio neutra. Para que esta mutación sobrepase al inexorable mundo de las demandas a corto plazo debería existir mecanismos de difusión preparados en los que la información fluya de forma abierta e innovadora, plural y abierta. Los directores y productores del cine «B» conoce bien lo que estamos hablando. Este asunto es un serio problema. La verdad musical a veces se presenta como difusión musical.
Hay que ver el lado positivo. Cada día algo nuevo espera en cualquier parte. Jamás ha existido tanto potencial como ahora. Debemos buscar algo que sobrepase la norma del momento, hallar un punto de partida de la mente creadora que crea una síntesis nueva más allá de lo que se espera, de las expectativas. Admiro a Beethoven por tenerlo muy claro. También a Debussy , Borodin o Bartok, todos héroes del pasado. Aprecio a John Adams en el presente por inventarse a sí mismo cuando trabajaba de taxista. Hay espacio para la creación. Lo encontrás en las zonas de marginalidad y en talentos jóvenes. Ellos tiene las sensibilidad para captar, intuir, la singularidad de su tiempo presente y proyectarla. Seguro que reconocerás los nuevos mensajes en las mentes creativas. El talento requiere captar las singularidades del presente, anticiparse. En cierto modo talento reconoce las señales indicadores de las tendencias y le otorga una forma reconocible. Cada músico interprete o compositor goza de la sensibilidad suficiente para intuir lo que se «viene encima». ¿Qué pasa con el talento técnico? Pues que este tipo de respuesta es también innovadora. Piense en la técnica violinista de Isabella Faust.
Hace unos meses en un importante foro de mastering varios profesionales debatían, se ensalzaban en un ambiente casi violento, sobre el papel de mastering mismo. Para algunos las técnicas de mastering son normalizadoras. Altos volúmenes, dominancia de las frecuencias medias-bajas, excesivo sobre 5 kHz. Ellos saben que «no es lo mejor que pueden vender». El rango dinámico excesivo arruina las dinámicas naturales que van de lo muy alto a lo muy bajo. La «guerra de volumen» se ha aceptado incluso siendo conocedores de los problemas resultantes a ella. Para otros, el mastering es en sí mismo un campo de búsqueda de perfección en el que dos proyectos deberían tener distintas normas. La afirmación de que el técnico de mastering «sabe como debe sonar tu música mejor que tú mismo» es una de las afirmaciones más peligrosas que escucho. En definitiva existen paradigmas dominantes en la creación, en la mezcla, en el mastering … . Existen pocos proyectos discordantes. Los proyectos discográficos deben partir de esta meta. La triste realidad es que los CD suena prácticamente iguales.
Entre los proyectos imaginativos siempre hay alguno que transcribe lo que se manifestará, una nueva síntesis en al que se acotan nuevos significados y significantes. Los proyectos fuerzan al desarrollo de los intérpretes, también debería abrir la mente a las instituciones; fomentan la creación díscola y anormal por fortuna para las salud global de la música. Muchas orquestas disponen de grandes intérpretes acomodados en sus atriles a las exigencias estandarizadas de su profesión y se olvidan de que puede asumir nuevos proyectos como solistas o creadores. Un nuevo sentido de la música puede emerger de su empeño por desarrollar lo que lleva de individuo aislado, con sus motivaciones y sensibilidad privada. En cada uno de ellos existen una síntesis de su tiempo.
Si no hay proyectos innovadores entonces la creación musical sufrirá de esclerosis. La falta de respeto e iniciativa por la música contemporánea o el jazz es un indicador de un cuerpo paralizado e infartado dispuesto siempre a vender cien veces el mismo producto con ligeras variaciones.