¿Es lo local sinónimo de cutre?

Una de las razones habituales por las que los consumidores desdeñan el consumo de productos y servicios locales podría ser la creencia de que lo local es “cutre”. Un rápido vistazo a las TVs y Radios autonómicas privadas o públicas confirmarán mayoritariamente esta valoración. La actividad de consumo local musical, cinematográfico o informativa no se ha caracterizado hasta esto momentos por ser productos sobresalientes. La presencia o no de talento no es el factor crítico. Hay que detectar otras causas. 

Veamos si es el capital invertido en tecnología el factor clave que ha hecho precipitar a la producción local en la categoría de “subproducto cutre”. Los grandes grupos invierten cantidades de dinero superiores a los pequeños en lo que podría ser calificado como una asimetría económica endógena a las prácticas empresariales. Los grandes tienen capacidad para invertir, los pequeños también pero menos. Los grandes renuevan sus equipos antes y consecuentemente son más sensibles a la innovación. ¿Significa que esta asimetría conducirá a la empresa locales a ofertar peor calidad que la que realizan los grandes grupos? Ha sido así hasta ahora, pero… 

 El abaratamiento de los medios técnicos de producción de video y audio ha cambiado el panorama. Ahora pequeños grupos inversores, con buen criterio, pueden competir e incluso mejorar, a los grandes grupos que hasta hace poco monopolizaban los medios de comunicación y producción. Ahora empresas difusoras próximas a las viviendas de los consumidores están habilitadas para producir actividades culturales, literarias, deportivas, musicales, cinematográficas o en el campo de las empresas del marketing pugnan con las grandes ajustadas a la sensibilidad y temáticas demandadas por sus vecinos. Netabora Audio y Video renueva ahora sus equipos y accede en consecuencia a un nivel de calidad no inferior a las grandes corporaciones, al menos en el aspecto cualitativo. Hemos ganado concursos públicos a megaempresas en varias ocasiones sin que resultase especialmente difícil lograrlo. Es hora de admitir que las diferencias entre el producto local realizada por empresas locales, y la producción efectuada por empresas de ámbito nacional dirigido a lo local se igualan en lo técnico. Es el momento de explorar la demanda. “Cutre”, por tanto, ya no significa “malo”, al menos desde el punto de vista técnico. Incluso no va desencaminado quien piensa que las pequeñas empresas pueden moverse más rápidamente en la renovación tecnológica al ser empresas con unos costos fijos inferiores. 

¿Qué otra dimensión de la producción cultural podrían servir de apoyo a la idea de que lo local es de baja calidad? Tenemos dos posibles respuestas: (a) El concepto de producto cultural plegado por tradición a estándares de calidad deplorables; y (b) El desprecio por la manifestaciones culturales y sociales que no son coincidentes con el estándar genérico de los medios de comunicación de masas. Nos referimos a una tendencia enquistada en la empresas locales que no para de reproducir el “main stream“ de las cadenas generalistas y estatales. Estos dos aspectos si hacen de la producción local una mercancía empobrecida. Hablamos de actitudes, conceptos y expectativas, no de aparatos. Este es el frente de batalla de las empresas locales. Es cierto, que la demanda cultural mayoritariamente de una ciudad o comarca por el hecho de que se presente con un perfil técnico alto no va a mejorar. Esto sería popñulismo en alta definición. Podría seguir siendo basura transmitida en alta definición. Piense en la paradoja de retrasmitir un programa de tarot en alta definición 3D. Cuando hablamos de “concepto tradicional” nos referimos a algo más que gregarismo urbanita. Dejar de ser cutre supone ser sensible a la calidad formal y a debida selección de los contenidos programados, a seleccionar las demandas correctas en un formato adecuado. 

 ¿Es un mal endémico irresoluble? En absoluto. Es factible grabar video y audio profesional con calidades homologables a las empresas más competentes si bien es que la empresa local desee vender productos de calidad, explore la diversidad del hábitat propio y origine capital más allá de repetir lo mismo o plegarse al “mundo del tarot”. Hay espacio libre para esta pirueta comercial en tu ciudad o comunidad autónoma, para explorar temáticas omitidas que podrían estar latentes. Piensa simplemente en cuantas realidades importantes con valor comercial se silencian. Respecto al mundo de lo temáticas quizás la especialización sea la mejor respuesta para una empresa de comunicación social. Los contenidos locales interesan más que lo contenidos generalistas. Es un punto fuerte. El aumento de nivel cultural de las poblaciones hace realista el consumo de las variantes culturales locales frente a la cultura clónica “macdonalizada”. Atender a la diversidad cultural más próxima y minorista será, en nuestra opinión, la clave de la supervivencia económica al mantenerse más estable que los grandes mercados. 

Lo local gusta e implica emocionalmente frente a los contenidos cada vez más concentrados y estereotipados de los grandes, siempre que se realicen correctamente y se aplique un concepto renovado.

Por último, una reflexión más: los contenidos locales lleva inherente el comportamiento social próximo más eficiente en los mercados: redes sociales reales y virtuales confluyen en los contenidos. Pero este asunto es otro post.


Arthur Grumiaux, violin; Arrigo Pelliccia, viola. Mozart: Duo in E-flat, K. 424 Philips, recorded June 1968

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